martes, mayo 16, 2006

Evolución muerta

Es Cíclico. Senoidal. Imperfecto. Absurdo. Interminable. Finito.
Las relaciones humanas, siempre el mismo error, la misma sensación de ahogo, la misma saliba amarga, incomprensión.
El autoengaño reiterado y vuelta a empezar como si fuéramos nuevos y algo fuese a cambiar esta vez.

Atrapados en 30.000 años de historia, integrados entre cachibaches electrónicos vertiginosamente sofisticados, e incapaces de dejar un legado emocional a nuestros hijos, algo, una mísera conclusión; evolución muerta.

Historias que todos tenéis en vuestras casas, en vuestra memoria, historias iguales con nombres distintos, siempre las mismas historias.

Reprocho a mi madre las cosas que hace. Me indigna y me desconcierta que no quiera verlas. Me miro al espejo y, ... soy YO.

Relaciones senoidales condenadas a extinguirse. Amgigos, famila,... todos por igual.
Como una SINC. Punto cero, punto muerto, subida intensa, moderación, punto máximo y
decepcion, la primera decepcion. Caida leve y sin darte cuenta, acabas
de traspasar el punto cero a toda velocidad, rasgando algunos sueños en la alambrada.

Estoy en el Maximo bajo cero, stop, hundido, curando el insomnio con unas letras en la red, esperando a que la mente se amueble sola y confiando en que quede alguna neurona libre para poder aprendr algo de esto y almacenarlo. Se que no va a pasar, ya he estado aquí antes.

Mañana comenzaré despacio el camino de nuevo hacia el punto cero. Y cuando llegue, seguiré subiendo y olvidaré, entre otras cosas porque parece que no hay nada mejor que hacer.

Y al alcanzar la cumbre llegará la decepción, segunda decepción y entonces me daré cuenta de que esta vez no había subido tan alto y la caida será menor.

Y seguiré subiendo y bajando con menor intensidad, como un autómata
que se desgasta, hasta que mi presencia no sea más que un absurdo punto cero en el eje del tiempo.

Eso somos, energia malgastada en esfuerzos, incapaces de hacer sostenible un simple seno.

jueves, mayo 04, 2006

Frío

Frío, un frío silencioso, de ladrillos húmedos, y un viento sin aliento, sin voz, solo frío.
La libertad está allí. Pasando frío.
Como todos nosotros.
Libres por unos días, ...o por unos años, los que tienen más suerte.
Ambulantes, despreocupados, amables, pensativos.
Viviendo en la antesala, creando el infinito en los ratos libres, y por lo general, cocinando algo para cenar.
Curioseando entre la vida y sus gentes, asombrados, halagados, divertidos, desconcertados.
Y después de la cena, sobre el humo del costo, imaginando el futuro.
Bajo la noche de Aalborg, una sala concerto emerge de la biblioteca y la iglesia nos presta su oficina, para invocar a los sueños.
De nuevo en Madrid, hace calor aquí, pero yo aún conservo mi trocito de frío.